lunes, 15 de diciembre de 2008
domingo, 14 de diciembre de 2008
La Politica Fiscal en Chile
sábado, 13 de diciembre de 2008
Política fiscal en chile
En chile, el nivel de gasto público se determina de una regla que considera la evolución en el tiempo de los ingresos estructurales o permanentes del gobierno.
Esta regla entra en vigencia en el gobierno del presidente Ricardo lagos el año
2001.
El indicador de la política fiscal, actúa como un mecanismo que permite sostener los niveles del gasto público en momentos de desaleración de la actividad económica evitando así que la política fiscal se convierta en un factor de ampliación del ciclo económico, además protege que los recursos requeridos en el presupuesto público financien los programas sociales prioritarios. Mientras que por otro lado permite ahorrar los ingresos fiscales provenientes de bonanzas transitorias.
La regla basada en el cumplimiento de un superávit en el balance estructural de un 1% del PIB permite apoyar al desarrollo de proyectos sin que estos se vean sometidos a los vaivenes se la actividad económica global.
Las causas que llevaron a diseñar esta regla fueron:
Los elementos estructurales: una consideración fundamental era la fuerte volatilidad histórica de las principales fuentes de ingresos fiscales
La dimensión mas coyuntural se destaca la debilitada posición de las finanzas publicas a fines de los noventa
El gasto público se determina de la siguiente forma:
Ingresos estructurales – Gasto fiscal = 1% del PIB
meritos de la politica fiscal de BE
contra-ciclica: funciona como estabilizador automatico para el gasto publico, y permite que existan deficits fiscales, cuando la economia esta por debajo de su potencial y viseversa
Protege la competetividad del sector expertodor, dado que al acomular activos en el tiempo de auge se atenúa la apresiación del peso.
http://www.indetec.gob.mx/Eventos/Cepal2007/Ponencias/05%20Pol%C3%ADtica%20Fiscal_Chile.pdf
Ahorros y politica fiscal
El presupuesto de la nación se elabora sobre la ba-se de la evolución de ingresos estructurales, de modo que los gastos crecen al ritmo de aquéllos, resguardando que se cumpla un superávit estructural de 0,5 por ciento. Esto explica que, pese a las condiciones económicas adversas, el presupuesto para 2009 contemple una expansión del gasto público de 5,7 por ciento. En cambio, los ingresos fiscales del próximo año respecto del actual experimentarán un fuerte retroceso, y lo más probable es que sean insuficientes para financiar el plan de gastos de gobierno para el año entrante.
Así, por primera vez desde 2003 habrá un déficit fiscal que deberá financiarse recurriendo al Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES), que a septiembre del presente año acumulaba casi 19 mil 300 millones de dólares, o bien recurriendo a endeudamiento público.
Aunque la opción más lógica para financiar dicho déficit es el FEES, no debe descartarse sin más la alternativa de financiamiento por vía de deuda pública. Ésta es actualmente modesta, alcanzando a mediados de este año a poco más de tres mil 430 millones de dólares. Las condiciones actuales de los mercados de deuda no son particularmente positivas, pero la situación va a cambiar y -después de la incertidumbre de los últimos meses y de la que seguramente se verificará en los próximos- la emisión de bonos del Estado chileno es una buena manera de probar los mercados de créditos. Además, el buen manejo macroeconómico que ha caracterizado a nuestro país por varias décadas debería hacer a estos bonos particularmente atractivos en el contexto actual.
Más allá del debate respecto de si la tarea estabilizadora de la política fiscal debiera realizarse sólo a través de gasto o debiera combinarse con bajas de impuestos, es indudablemente positivo el carácter anticíclico que ella incorpora a través de la política de balance estructural.
En momentos de bonanza, esta política fue muy controvertida y fueron innumerables las voces que argumentaban que no tenía sentido ahorrar cuando había tantos proyectos valiosos y tantas necesidades insatisfechas. Incluso líderes políticos de la envergadura del senador Frei argumentaban que no era razonable dejarle los ahorros fiscales a un eventual gobierno de derecha. Ha quedado comprobada la dificultad de llevar la visión más allá de la coyuntura y pensar el país desde una perspectiva de largo plazo. Si las autoridades no hubiesen perseverado en esta política y no hubiesen contado con el respaldo para ello de importantes líderes empresariales, intelectuales y políticos de todos los sectores, en las circunstancias actuales estaríamos viendo un ajuste económico y social mucho más profundo. Esta política es un emblema de cómo debe desarrollarse la política pública en una economía pequeña como la nuestra.
martes, 18 de noviembre de 2008
Politica fiscal contra ciclica
Profesor
Facultad de Economía y Negocios
Universidad de Chile
Estados Unidos acaba de aprobar una reducción transitoria de impuestos de US$ 165.000 millones (algo más de 1% de su PIB) para estimular la economía frente a la tendencia recesiva que se avecina. Esto se suma a recortes fuertes en la tasa de interés. En otras palabras USA está recurriendo al arsenal completo de instrumentos – tanto política fiscal y no sólo monetaria - para contrarrestar la fuerte desaceleración en crecimiento y hasta posible caída en producción que se
viene encima. Esta no es la primera vez que se echa mano a una política fiscal contracíclica para enfrentar tendencias recesivas en la economía norteamericana. Se hizo lo mismo en las recesiones de 2001 y 1991. Señalo esto puesto que en Chile nos hemos acostumbrados a pensar que el esfuerzo contracíclico es esencialmente asunto de la política monetaria. Nos conformamos con que nuestra política fiscal sea neutra al ciclo. En efecto, nuestra regla de superávit estructural de 1/2% del PIB limita nuestro gasto público a los ingresos fiscales que tendríamos si el precio del cobre fuera “normal” y la economía estuviera en pleno empleo, aún cuando estos pudieran ser mayores, como hoy, por estar viviendo una bonanza de precios, o menores, como en 1998-2001 por estar en ese entonces la economía en recesión y el precio del cobre en el suelo. Nuestra política fiscal, pues, es neutra al ciclo, pero no es contracíclica. Una política fiscal verdaderamente contra cíclica elevaría el gasto fiscal o disminuiría los ingresos tributarios transitoriamente en situaciones recesivas, tal como lo hace USA en este momento, y reduciría el gasto fiscal o
elevaría los impuestos transitoriamente durante períodos de sobrecalentamiento . Por cierto, la economía chilena no está en recesión ni cerca de ello, mas el punto es que de llegar a serlo, como fue el caso en 1999-2000, con la crisis asiática, puede que sea deseable un impulso fiscal y no sólo una tasa de interés más baja para reactivar la demanda. En efecto, en situaciones recesivas, con bajas ventas por insuficiente demanda agregada, una tasa de interés baja puede ser un instrumento demasiado poco potente para inducir un mayor gasto, suficiente para contrarrestar el efecto depresivo sobre el gasto de expectativas negativas. De ahí lo atractivo también para Chile de poder complementar la política monetaria con una política fiscal que definitivamente impulse un mayor gasto en situaciones recesivas, como acaba de hacer USA o lo frene en situaciones de sobrecalentamiento.
Uno de los problemas más serios de una política fiscal contracíclica es que requiere aprobar una ley para, por ejemplo, reducir los impuestos, aunque sea transitoriamente, como el caso de USA hoy. Como conseguir esta aprobación toma tiempo, y toma aún más tiempo de aquí a que sus efectos se den (tal vez mayo/junio en el caso de USA hoy), el instrumento fiscal puede llegar demasiado tarde para tener el efecto deseado. De ahí que algunos, incluyéndome a mí, hemos abogado por la aprobación de una ley que le permitiera (no obligara) a la autoridad reducir (elevar) transitoriamente los impuestos en situaciones considerada recesivas (o de
sobrecalentamiento). Se conseguiría un efecto tan potente como el actual recorte tributario en USA (algo más de 1% del PIB) si se permitieran reducciones (aumentos) transitorios del IVA hasta de 2 puntos. Para acotar la discrecionalidad del Ejecutivo, no se autorizarían tales
recortes (o alzas) al no ser que se hubieran sobrepasados ciertos umbrales en
valores críticos de la economía para calificar como recesión (o sobrecalentamiento). Por ejemplo, para ser considerada una situación recesiva, el PIB habría tenido que caer, digamos, por 2 trimestres sucesivos o el desempleo aumentado en 2 puntos en 12 meses. Y, para evitar que estas reducciones (alzas) se hicieran permanentes, se obligaría al ejecutivo a reponer los anteriores niveles de impuestos a lo sumo a los 6 meses desde que el PIB haya vuelto a subir por un trimestre (en el caso de una crisis recesiva) o haya descendido a niveles normales (desde niveles de sobrecalentamiento).
Por cierto, actualmente la economía chilena no enfrenta tendencias recesivas ni de sobrecalentamiento. Sin embargo, como una economía pequeña y abierta estará siempre sujeto a tales shocks. Por tanto, no hay mejor momento que ahora – cuando no se necesitan de estos instrumentos - para fortalecer su capacidad de reacción frente a tales futuras crisis. La regla de superávit fiscal ha sido un gran avance, al hacer el gasto público neutro al ciclo. Pero es la mitad del camino. Es el momento para complementar nuestra política monetaria contracíclica con una política fiscal contracíclica y no sólo neutra.
Politica fiscal y anti-inflacionaria.
Política fiscal y protección social en Chile
La estabilidad del desarrollo y financiamiento del sistema de protección social, una de las prioridades de la política fiscal de Chile en los últimos años, ha contribuido a reducir la pobreza y la indigencia, especialmente a partir de la década de 1990. El manejo de las cuentas fiscales ha sido prudente y se ha privilegiado la mantención de los equilibrios y la eficiencia de la gestión por encima de visiones de corto plazo. Aun así, la pobreza sigue siendo una realidad y los pobres continúan expuestos a drásticas reducciones de sus ingresos, lo que plantea desafíos relacionados con la modernización de la política fiscal y el desarrollo de un nuevo orden institucional del sistema de protección social. Este trabajo analiza tales desafíos y la relación entre los distintos papeles que ha desempeñado la política fiscal chilena en los últimos años.
ANDRES VELASCO Presupuesto 2009 Será Anti-Inflacionario
En su visita a
En ese plano, adelantó que en el presupuesto previsto para 2009 y que será presentado a fines de septiembre ante el Parlamento, "pondremos en práctica una política fiscal que sea cien por ciento coherente con la reducción inflacionaria", agregando que será un plan de gasto "responsable, sustentable, que hace un esfuerzo social, pero que es absolutamente anti-inflacionario. Así ha sido a lo largo de dos décadas y lo continuará siendo".
En la ocasión el titular de Hacienda hizo hincapié en que el desborde en el IPC es internacional, apuntando además que Chile es uno de los países que ha experimentado una menor caída en su PIB. "El origen de la inflación es importado. Cuando el IPC hoy es superior al 9% y vemos que 5 puntos de esos 9 tiene origen en un grupo pequeño de productos, la respuesta es clara", consignó.
Del mismo modo, llamó a hacer un balance realista de la situación económica. Y junto con hacer un llamando a evitar "los pesimismos injustificados y los tremendismos que caen mal", recordó a quienes critican su gestión que los gobiernos de